El impuesto que no ves, pero que mata fábricas: cómo Hacienda echa al sector metalúrgico por la factura eléctrica
- INTECSA

- 4 sept
- 2 Min. de lectura
Una presión fiscal invisible, pero mortal
España está matando músculo industrial con impuestos encubiertos. La industria del metal —una de las más energointensivas del país— se ve ahogada no solo por la globalización y los aranceles de EE.UU., sino por un sistema fiscal que encarece sus costes hasta 3 veces más que en EE.UU. o China. Esto no es retórica: es un dato letal.
El escándalo energético que Hacienda pretende normalizar
Un informe de PwC revela que más del 40 % del recibo eléctrico corresponde a impuestos y tasas. En Estados Unidos, esa cifra palidece: apenas alcanza el 10 %. Resultado: mientras las siderúrgicas extranjeras trabajan a precios competitivos, nuestras fábricas ya parten con una losa de costes extraficticiamente elevados.
La industria grita: ¿Por qué Hacienda decide recaudarnos, en lugar de permitirnos competir?

Sin energía competitiva, la industria está en riesgo real
La patronal siderúrgica UNESID advirtió que la eliminación de descuentos en peajes eléctricos costará 40 millones de euros adicionales al sector, justo cuando enfrenta la competencia de acero barato asiático y una caída en la demanda interna.
Además, Confemetal prevé recortes de plantilla en 2025, pese a que han resistido sin despidos durante múltiples crisis pasadas.
Mientras tanto, Hacienda planea blindar nuevos impuestos
Mientras la industria sufre, Hacienda trabaja para institucionalizar gravámenes que ya muchos consideran injustos. El objetivo: convertirlas desde medidas temporales en impuestos permanentes, incluso limitando posibles recursos judiciales.
Esto supone, en la práctica, enterrarle aún más las posibilidades a un sector que ya sobrevive con lo puesto.
Soluciones que esconden oportunidades
Si no se corrige esta situación, España pronto se convertirá en un país sin industria metalúrgica propia. Pero hay esperanza:
Reducir IVA e impuestos en energía a industrias eléctricas-ligeras;
Reactivar nucleares estratégicas para abaratar costes;
Incentivar producción local de acero con políticas fiscales inteligentes.
¿Competencia global... o suicidio fiscal?
No hay datos que mientan: pagamos más impuestos por el recibo eléctrico, trampas legales encubiertas y costes añadidos que nuestros competidores no afrontan. España parece preparada para abandonar su industria metálica por una factura injusta que beneficia a Hacienda y perjudica a la soberanía productiva del país.



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