Hacienda aplica el freno a la industria del metal: ¿Política de transición justa o suicidio productivo?
- INTECSA

- 5 sept
- 2 Min. de lectura
España le mete la zancadilla a su propio acero
Mientras la transición energética avanza, el sector metalúrgico de nuestro país se enfrenta a un verdadero torpedo a la línea de flotación: impuestos encubiertos, peajes subiendo y señales políticas contradictorias que lo condenan lenta pero inexorablemente a ceder ante los mayores competidores globales.
El golpe fiscal disfrazado de transición verde
El fin de los descuentos del 80 % en los peajes eléctricos significa un sobrecoste para la siderurgia de 40 millones de € al año. Hacienda decidió vetarlos pese a que eran vitales para equilibrar costes con Alemania o Francia.
A la par, la carga impositiva en la factura eléctrica roza el 40 %, frente a apenas el 10 % en EE.UU. Incluso los gigantes energéticos demandan un alivio urgente.
Esta política, supuestamente verde, está asfixiando al corazón industrial de España.

Bruselas se indigna... pero demoran el rescate
Desde la Comisión Europea, organizaciones como Eurometaux denuncian que las nuevas ayudas estatales priorizan la descarbonización sobre la competitividad. El resultado: industrias vitales para el futuro energético europeo, como el acero, quedan sin respaldo real.
La coartada política: rescates bien cuantificados... que llegan tarde
El Gobierno ha anunciado un fondo de 600 millones para compensar los costes de emisiones indirectas, bajo la "Ley de Industria y Autonomía Estratégica". En teoría suena bien, pero:
Llegó tras el mazazo de peajes eléctricos.
Muchas empresas ya planeaban recortes o deslocalizaciones.
El resultado: el patrimonio industrial bajo amenaza
Un sector que sigue creciendo —más producción de acero, más exportaciones— sufre por decisiones que, de un plumazo, complican su viabilidad frente a la competencia global.
No podemos vestirme de verde mientras aplastamos nuestra industria con peajes caros y cargas fiscales desproporcionadas. El equilibrio debería gobernar: renovación energética y protección industrial. Sin ello, España quedaría como espectadora de la producción global con aceros de segunda.




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